a) Dirección por
objetivos
Se debe llevar a
cabo señalando unas metas basadas en los hechos que conforman la situación de
la que se parte y proporcionando los medios adecuados a los que hayan de
perseguirlas y obtenerlas. Elementos principales:
-
crear políticas
-
fijar los objetivos en el tiempo
-
estructurar programas
-
determinar presupuestos
Según R. Sullivan, añade como
complemento la “regla de la delegación” (no intervenir mientras la realización
siga la línea de los objetivos) y la “regla de las acciones correctivas”
(intervenir obligatoriamente y tomar las medidas necesarias si hay
desviaciones).
A los realizadores
les hemos de dotar de unos medios adecuados. Éstos aparecen fijados en los
programas y presupuestos. Los programas son planes concretos de realización que
permiten conseguir los objetivos, manteniendo el correspondiente equilibrio
entre lo que se pide en éstos y lo que se ofrece en aquellos.
Los otros medios que
hay que aportar son los económicos que suponen la valoración en metálico de los
programas y se llaman presupuestos.
Como una variación a
la dirección por objetivos, aparece la “dirección participativa por objetivos”,
que incluye nuevo matiz, como es el de participación en las decisiones.
Esquemáticamente, se apoya en los siguientes elementos:
-
red de objetivos
-
elaboración y construcción de un sistema de dirección no tanto por
funciones como por objetivos
-
configuración y composición de equipos
-
puesta en marcha de auténticos procedimientos participativos
-
unas circunstancias motivadoras adaptadas a cada empresa
Esta red de
objetivos debe ser el resultado del diálogo e incluso de la negociación. El
sistema precisa de una infraestructura de técnicas modernas de dirección y
gestión, de buenas comunicaciones y de una información fluida, tratada y
apoyada sobre hechos objetivos.
Para este tipo de
dirección se necesita una excelente preparación y madurez de los mandos.
Existe una secuela negativa de
la teoría inicial de la dirección por objetivos, que es el control estricto de
los resultados parciales y finales y la de no intervenir mientras todo marche.
El problema es que la actuación puede ser demasiado tardía, y esto haría que
durante el proceso se perdieran muchos recursos y tiempo.
b) Dirección por
fines: objetivos en cascada
Pactar los objetivos
aun en empresas progresivas, es una labor dura y complicada. Para evitarlo se
desarrolló la dirección participativa por objetivos.
En este sentido, se
puede añadir un nuevo matiz de participación llamado “dirección por fines” u
“objetivos en cascada”. En ella, en vez de fijar los objetivos desde arriba o
con la participación de los de abajo, se les dan a éstos fines que ellos deben
analizar para proponer sus objetivos.
Con este sistema
normalmente no hay que imponer los objetivos. Ni siquiera hace falta “venderlo”
a ningún nivel. Los objetivos ya no vienen de arriba, sino que se generan en el
nivel y en el grupo que después tendrá que luchar para conseguirlos. Son sus
propios objetivos y se van a integrar fuertemente a su consecución, proponiendo
soluciones y alternativas creativas cuando sea preciso mejorar su actuación
para obtenerlos.
c) La dirección
por autodisciplina y autocontrol
Este sistema desarrollado por
Mc Gregor, consiste en una estrategia directiva cuya finalidad es estimular la
integración y producir una situación en la que el empleado pueda, de la mejor
manera, lograr la realización de sus aspiraciones personales, dirigiendo y
polarizando sus esfuerzos hacia los objetivos de la empresa.
Constituye un intento
deliberado de unir el perfeccionamiento de la competencia ejecutiva con la
satisfacción de las necesidades que experimenta el trabajador; de proyectar su
yo a un nivel más alto y de conseguir su realización personal. Comprende 4 etapas:
- Esclarecimiento
de los requisitos o exigencias del trabajo: ha de analizarse el trabajo
que se lleva a cabo a fin de que quien lo realiza, sepa qué es lo que se
espera de él en términos generales.
- Fijación
de “metas” concretas para un período limitado: debe resolverse con la
fijación de unos objetivos concretos, con el compromiso de ciertas
realizaciones. El individuo va a llevar a cabo unas acciones y él mismo va
a fijar cuáles, cuándo y cómo, para conseguir unas metas que asimismo él
ha propuesto.
- El
“desarrollo” y potenciación del directivo durante ese período: es la que
media entre la fijación de los objetivos y el cumplimiento de los
subordinados, aumentar su competencia, lograr que acepten plenamente sus
responsabilidades (de autodirección y autocontrol) y desarrollar su
capacidad de armonizar los deberes que le impone la organización con la
realización de sus aspiraciones personales.
- Valoración
conjunta de los resultados: esta valoración la efectúa el propio
interesado, señalando si los objetivos fijados se han conseguido o no.
Evidentemente,
sistemas como el descrito no son aplicables sino en empresas
y grupos de personas partidarios
de la “Teoría Y”. Se requiere también madurez en los mandos, buenas
comunicaciones y un alto grado de integración.
d) Dirección
integrativa
La integración es el proceso
personal, a través del cual, un colaborador acaba identificando los objetivos
de la empresa con sus propios objetivos personales, hasta un límite razonable,
pues, afortunadamente, el ser humano tiene otros intereses, sociales,
familiares, lúdicos... que debe salvaguardar.
Conseguir esta
identificación y disponer de equipos integrados en las empresas, supone que la
convergencia de objetivos, va a facilitar extraordinariamente su desarrollo.
Las compañías
consiguen su desarrollo en la mayor parte de las ocasiones, a través de
adquisiciones y “jointventure”. Cuando las empresas disponen de equipos maduros
e integrados, el proceso se lleva a cabo con una fluidez y ausencia de
conflictos espectacular, mientras que, en caso contrario, se alargan y se
producen roces y malos entendidos que merman su efectividad.
La calidad del
servicio es otro de los aspectos que más importancia y peso va a tener en el
futuro. Consiste en disponer de una organización tal, que permita suministrar
al cliente la calidad, cantidad y precio convenidos.
Otro acontecimiento
importante que necesita asimismo de una movilización general, es la
implementación de un nuevo software, sobretodo si es de carácter general,
aunque se aplique por fases.
La dirección
integrativa encauza muy positivamente situaciones como las señaladas otras
similares, que suelen tener un tratamiento deficiente en muchas compañías, en
las que resulta muy difícil hacer comprender al personal que la empresa en
conjunto debe establecer unos objetivos y que es necesaria la colaboración
voluntaria de todos a su consecución. La motivación en estos casos no es
suficiente. Como en ella y siguiendo los ideales de Herzberg, hay que
introducir un generador, un motor dentro del personal, pero además y en este caso más que nunca,
debe funcionar en una única dirección con el mismo ritmo, haciendo converger
los esfuerzos de todos.