A mi modesto entender, se lidera a partir de cuatro pilares o condiciones que se deben producir de manera consecutiva, en el siguiente orden, y en algunos casos también de forma simultánea: creer en una idea; tener capacidad de comunicarla de forma que se involucre y motive a los demás ; ser persistente; y no estar solo . Vayamos con el desarrollo de cada uno de estos aspectos:
1.- Creer en una idea: esto da conocimientos y genera entusiasmo. Cuando algo nos gusta, le dedicamos horas, lo devoramos, nos lo aprendemos, acabamos siendo expertos.
2.- Capacidad de comunicación y motivación. Su finalidad es la transmisión de esos conocimientos y el contagio de ese entusiasmo. La anterior es intrínseca; esta fase es compartida y por tanto la primera que puede tener repercusión en la organización. Confucio promulgó el mejor paradigma sobre técnicas de comunicación y motivación que yo he escuchado jamás:
“Dime algo y lo olvidaré; explícamelo realmente bien y lo recordaré durante un tiempo. Pero amigo, involúcrame, y entonces no solo lo entenderé y lo recordaré para siempre, sino que además me tendrás de tu parte”.
En una organización es necesaria mucha formación, información y motivación, establecidas de forma planificada y a través de cauces formales y oficiales, y también en algún caso informales y oficiosos. Las cosas se explican, se exponen de una manera detallada, razonada, comprensible, y transparente. Y como consecuencia tendremos que una persona normal, con un cociente intelectual normal, y con una actitud ante el trabajo y ante la vida, normal; entenderá y ayudará a ejecutar cualquier proyecto. Hay que involucrar a todo el mundo, y en su defecto a la mayoría. No hay resistencia al cambio que 100 años dure.
3.- Persistencia. Cuando hablamos de “creer en una idea”, se puede decir que el mensaje subyacente en toda una carrera es estar insistiendo en esta idea; con diferentes reacciones por parte de los interlocutores… Mientras tanto, en el contexto, van pasando cosas como la crisis. Los titubeos no van a ninguna parte, de hecho acaban convirtiéndose en el contraataque que da el triunfo a los detractores.
4.- No estar solo. Se divide a su vez en dos:
-
Liderazgo político y liderazgo técnico
equilibrados. Aunque en un principio pensábamos que eso del liderazgo
político consistía en que te dejaran hacer y no pusieran demasiadas pegas,
ha quedado demostrado que se necesita algo más, incluso mucho más, por
parte del gobierno corporativo. Siempre hay una persona, perteneciente al
ámbito político o técnico, que tira un poco más del carro, pero el grado
de intensidad en el compromiso de ambos debe ser similar. No se trata de
que haya un pollo con dos cabezas, sino de no deslegitimar a la única
cabeza y que el proyecto acabe siendo, y esto es lo malo, un pollo sin
cabeza.
- Cómplices. Si uno ha hecho todo lo anterior , si
tiene una idea, una pasión, la ha explicado, la ha transmitido y ha sido
persistente, en condiciones normales tendrá adeptos, simpatizantes,
seguidores, . Ninguna persona sola, por fuerte, pasional y persistente que
sea, puede cargar con un proyecto entero sobre sus espaldas: concebirlo,
proyectarlo, pulirlo y ejecutarlo. Imposible.
- Y ya por último, recuerden:
- Un jefe inspira temor; un líder confianza.
- Un jefe abronca; un líder alecciona, corrige
sutilmente.
- Y sobre todo: un jefe actúa como si lo supiera
todo; un líder pregunta constantemente.
Decía Rockefeller: “En esta vida he dudado… Pero
siempre que he dudado he preguntado”.
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